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La riqueza de un país se comparte

Por Cristina Lozano, M.Ed.

6 de noviembre, 2019

En el recuerdo de quienes somos, es que buscamos ser quienes queremos ser; ciudadanos que valoran su pasado para crear un futuro mejor, personas comprometidas con su entorno, que aprecian sus costumbres y tradiciones para ser capaces de valorar las del mundo que les rodea.
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Hablar de la riqueza de un país es hablar de su historia, de sus paisajes, de su gente y su cultura, de sus creencias, de su folclore, de sus aromas, colores y sabores, de sus tradiciones y costumbres… Es hablar con orgullo de un hogar, de un lugar al que se pertenece, de una identidad que distingue, que marca, que guía…

 

Sentir al país que te dio vida, es añorar su recuerdo cuando estás fuera, recordar los juegos de la infancia que te hicieron vibrar alguna vez, cantar sus himnos más solemnes, pintar de colores sus paisajes más sombríos, evocar los momentos más sagrados del pasado y creer que siempre hay un futuro mejor que conquistar.

Un país trasciende cuando busca transmitir los más nobles pensamientos, enaltece los valores más preciados, enriquece las costumbres más auténticas, mantiene fielmente las tradiciones, siembra perennes recuerdos…

 

México es un país lleno de esta riqueza y en San Roberto, buscamos día a día compartirla y vivirla de manera constante; al mismo tiempo que acogemos, con el mismo ímpetu, la riqueza de otras naciones que honran nuestro diario vivir.

 

En el mes de septiembre, nuestros alumnos tienen la oportunidad de recordar los acontecimientos más importantes de la independencia de nuestro país, ondear banderitas de colores y de “gritar” varios “Viva México”, vibrando al compás de las trompetas, tocando así, sus corazones…

 

En el mes de octubre, el  altar de muertos cobra “vida” y se convierte en una verdadera obra de arte creada por las aportaciones de chicos y grandes: veladoras blancas de pureza impecable, coloridas flores y brillantes pétalos de cempasúchil, adornadas calaveritas de azúcar, perfumadas frutas frescas con olor a campo, delicioso pan de muerto de la época y múltiples retratos y adornos que representan la vida de quien se honra.

 

Llega diciembre y con él, la emoción de la celebración de la Navidad: el recuerdo del nacimiento de un Salvador, que le da pleno sentido a las festividades; el cántico de las tradicionales posadas; el quebrar las piñatas de siete picos cubiertas de papel de china de colores y llenas de colaciones y dulces; el compartir y el desear bendiciones eternas para el otro…

 

El año nuevo llega con la promesa de renovar y retomar nuevos bríos y de empezar con los preparativos de la tan esperada “Expo México”,  fiesta que recuerda un aniversario más de la fundación de nuestro colegio y que cubre con música, color y aprendizaje, cada uno de sus rincones. ¡Qué manera tan maravillosa de vivir en un día cientos de años de historia, y de conocer diversas entidades federativas en un mismo lugar! Nuestros alumnos tienen la oportunidad de investigar, crear y diseñar proyectos previamente a esta fiesta, y de desarrollar habilidades de expresión oral al compartir, ese día, lo aprendido. Acompañan esta celebración, los tradicionales bailables, las canciones que forman parte de los recuerdos nacionales, los antojitos mexicanos que deleitan paladares y los adornos multicolores que engalanan y alegran a su paso.

Y así, en el recuerdo de quienes somos, es que buscamos ser quienes queremos ser; ciudadanos que valoran su pasado para crear un futuro mejor, personas comprometidas con su entorno, que aprecian sus costumbres y tradiciones para ser capaces de valorar las del mundo que les rodea.  

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