¿Podemos hacer algo como comunidad ante las balaceras escolares?
Por el Dr. Javier Falcón/ Médico psiquiatra y psicoterapeuta
Autor del libro: Balaceras Escolares Desenfrenadas
Mayo 27, 2022
Lo ocurrido en Texas, el martes pasado en una escuela primaria, inunda nuestras mentes con estupor, miedo, coraje, tristeza, incredulidad, confusión, inseguridad.El perpetrador de dicha tragedia fue un adolescente de 18 años, nominado por muchos en las redes sociales como un monstruo destructor. Ello implica establecer que su actuar fue algo inhumano, por lo tanto incomprensible desde todo conocimiento y lógica racional. Sin embargo, pensar de dicha manera nos distancia de lo ocurrido y nos impide poder entender qué factores intervinieron para determinar tan terrible desenlace.
Los ataques escolares desenfrenados (school rampage shootings) ocurren debido a una combinación compleja de factores ambientales, familiares e individuales, que varían de un perpetrador a otro y que lo llevan a un estado de crisis mental emocional, en donde experimenta una rabia existencial depresiva, dirigida hacia sí mismo y hacia el mundo que lo rodea, principalmente su familia y/o la escuela, condicionando una visión reducida de los mismos, saturada de componentes negativos, lo cual le lleva a pensar que la única solución a tanto sufrimiento es la destrucción de sí mismo y del mundo que lo rodea (ideas de suicidio y venganza). Y ahí es donde aparece la idea de una balacera escolar desenfrenada como medio para lograr dichos fines.
Dicha visión reducida del mundo no es necesariamente permanente. La mayoría de los tiradores que sobrevivieron a los ataques, han expresado de forma consistente y convincente sentimientos de culpa, remordimiento, agonía y auto desprecio por lo que hicieron. Los crímenes que cometieron no eran resultados inevitables de sus personalidades, sino acciones llevadas a cabo en un estado de crisis. Si hubieran sido detectados y recibido contención y ayuda durante las crisis, ya no digamos antes, no hay razón para asumir que, necesariamente, se iban a convertir en asesinos.
El sentimiento de muchos jóvenes es que los adultos les hemos estado fallando en todos los campos, de allí su desconfianza, desesperanza, hastío, rabia, impotencia, tristeza, frustración y un largo etcétera. Debemos preguntarnos si estamos dispuestos a tomar conciencia de la situación y empezar a hacer algo para cambiar el funcionamiento habitual de las cosas, para poder ofrecerles un mundo mejor.
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Entonces nos empezamos a percatar que sí podemos hacer no sólo algo sino muchas cosas para enfrentar la crisis mundial actual que está generando un aumento en el deterioro mental, emocional y relacional de niños(as), adolescentes y jóvenes, ocasionando que presenten un mayor número de psicopatologías y más graves: anorexia y bulimia, toxicomanías, depresión, ansiedad, ataques de pánico, alcoholismo, automutilación, déficit de atención, suicidio, y el tema que nos ocupa: balaceras escolares desenfrenadas, entre otras.
Padres y maestros(as) podemos tratar de seguir las siguientes recomendaciones con nuestras(os) hijas(os) y/o alumnos(as):
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Facilitar la conexión emocional en la familia y en la escuela
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Generar espacios de diálogo y escucha
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Acompañarlos(as) en su desarrollo desde nuestro rol de padres o maestros
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Fortalecer su capacidad para regular las emociones
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Desarrollar habilidades para enfrentar situaciones difíciles o adversas
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Tolerancia a la frustración
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Inculcar la empatía y el respeto
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Estar alertas ante cambios bruscos de comportamiento o de hábitos
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Educar en la generosidad y humanización
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Fomentar una sana autoestima
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Ayudarles a identificar su red de apoyo
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Apoyarlos en descubrir el sentido de la vida
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Transmitirles fe, confianza, en sus capacidades de conseguir sus metas
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Apoyar su deseo de individuación y autonomía conforme van creciendo
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Promover entornos y redes sociales favorables
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Buscarles apoyo psicológico de ser necesario
Prevención del acoso escolar
Mención especial merece el acoso escolar, debido a que como lo señalan diversas investigaciones el 70% de los tiradores escolares desenfrenados lo padecieron y de forma grave previamente a sus ataques, algunos por varios años. Prevenir el acoso escolar es una medida central para evitar potenciales tiradores desenfrenados.
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Señalemos algunos puntos que hay que tomar en cuenta para elaborar programas de Prevención de Acoso Escolar:
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Medir su prevalencia
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Cerciorarse de que el personal escolar, los alumnos y los padres de familia tienen claro qué constituye una conducta de acoso escolar
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Educar a padres, maestros y alumnos sobre la importancia del acoso escolar
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Entrenar al personal para que tome un rol activo en su detección y prevención
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Establecer reglas claras en la escuela sobre el acoso escolar
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Proporcionar instrucción sobre el acoso escolar en clase, que informa a los alumnos cómo responder en caso de ser víctimas o cuando observen que se realiza sobre un compañero
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Identificar a los alumnos involucrados y evaluar con ellos qué tipo de acoso está teniendo lugar
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Deben llevarse a cabo intervenciones individuales y medidas disciplinarias con los involucrados
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También será útil proporcionar terapia individual o grupal a víctimas de acoso crónico
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En todos los casos es necesario monitorear y dar seguimiento para asegurarse de que el acoso no continúe y que los estudiantes identificados como acosadores no tomen represalias con las víctimas.
En conclusión debemos recalcar que alguien que piensa en realizar una balacera escolar desenfrenada, es alguien que lleva un buen rato, generalmente años, sufriendo emocionalmente de manera importante y sin que los adultos a su alrededor se percaten de ello. Lo anterior los lleva a pensar que la violencia es la única forma de terminar con dicho sufrimiento, violencia hacia sí mismos y hacia los otros. Y es aquí en donde la presencia de un adulto sensible que lo detecte, lo escuche, empatice y busque ayudarlo en su sufrimiento, puede hacer toda la diferencia para que considere que hay otros medios distintos a la violencia para resolver sus problemas.
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